miércoles, 1 de febrero de 2017

LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA

En este tema vamos a presentaros un problema que durante siglos ocupó a filósofos y científicos: ¿cómo puedo saber si la Tierra se mueve o está quieta? O, dicho de otro modo: ¿es la Tierra el centro del Universo o solamente un planeta más que gira alrededor del Sol? Aunque pueda pareceros un poco tonta esta pregunta, lo que queremos es acercarnos a la cuestión de un modo distinto: ¿cómo podrías demostrar por ti mismo una cosa o la otra? Está claro lo que nos diría la ciencia hoy en día, pero ¿serías capaz de argumentar de una manera razonable a favor de tu respuesta?
Los conocimientos adquiridos que podamos tener no son válidos solamente por el principio de autoridad, eso ya lo sabemos. Algo ya no es cierto porque lo dijera Aristóteles o Santo Tomás. Pero precisamente si hoy consideramos que la ciencia ha desplazado a la filosofía es porque autores como Galileo, por ejemplo, nos han mostrado que hay una forma diferente de llegar a la verdad: la investigación científica. Y de eso va precisamente el tema que ahora comenzamos.

Te planteamos pues dos experimentos diferentes. Uno sería el famoso experimento de la torre de Pisa.  Si la Tierra se mueve, dicen los aristotélicos, lo que tiremos desde lo alto de la torre no puede caer a sus pies. Como cae a sus pies, dicen, esto demuestra que no se mueve (es lo que en Lógica hemos llamado un Modus Tollens, ¿no?). El otro experimento es el del barco. Exactamente igual, diría Galileo, tendría que ocurrir con lo que tiráramos desde el mástil de un barco en movimiento. Pero, como podemos comprobar, ocurre exactamente igual que en la Tierra. Un experimento y otro están relacionados, y con ellos podremos probar si la Tierra se mueve o no. Esta es la historia que queremos contarte.

Pero antes de empezar con Galileo hay que ver previamente cómo era el mundo antes de él. Durante siglos se pensó que la Tierra estaba quieta en el centro del Universo. Como consecuencia de la creación divina, a nosotros nos correspondía un lugar de importancia en el Cosmos, y qué mejor lugar que el centro mismo. Luego es evidente que la Tierra está quieta (nuestros mismos sentidos así nos lo dicen, ¿no?). Casi podríamos considerar que lo natural es pensar de este modo. No observamos movimiento alguno en el lugar donde habitamos. Si la Tierra se trasladase a la velocidad que hoy en día nos dicen (106.400 km/h, o 29,5 km/sg., como prefieras), ¿cómo no lo íbamos a notar? Además, las Sagradas Escrituras venían a dar la razón a los filósofos griegos (en el Eclesiastés 1, 4-5, leemos que la Tierra permanece siempre en su lugar, y en el libro de Josué, capítulo 10, éste ordena al Sol que se detenga). De esto modo, el sistema del Universo era geocéntrico, y todos los planetas giraban alrededor nuestro describiendo círculos perfectos (pues el círculo es el movimiento perfecto, y la perfección es lo que corresponde a los cielos mismos). Claro que había un problema: algunos planetas, como hemos señalado, no se atenían a las normas descritas por los filósofos y teólogos, y realizaban movimientos nada armónicos. Constituían lo que el historiador de la ciencia T.S. Kuhn denominó una anomalía, un problema sin resolver dentro de un paradigma, de una determinada manera de entender la ciencia.

Para Aristóteles la Tierra debe ocupar el centro del Universo por su propia naturaleza. Y es que este autor conjugaba en su obra el pensamiento filosófico y la investigación científica, haciendo una genial síntesis entre pensamiento racional y observación empírica. Así, a los cuatro elementos naturales de la tradición griega le corresponden por su naturaleza una ubicación propia, y la Tierra, al ser el elemento más pesado, pues debe estar en el centro mismo. Todos los planetas, en cambio, tienen que estar hechos de un material distinto, que no pese. Es el éter, el quinto elemento, ingrávido, sin peso. Por eso los cielos se mueven en la perfección del círculo, y "no nos caen encima". Todo parece lógico, y cada cosa está en su sitio, en un orden perfecto que los cristianos hicieron suyo (a mayor gracia de Dios, creador de este magnífico cosmos).

Pero si el movimiento propio de los astros es el circular, en el mundo sublunar, es decir, en la Tierra, el movimiento de los graves es distinto. Los cuerpos caen en movimiento rectilíneo. Si yo tiro hacia arriba cualquier objeto, éste volverá a realizar posteriormente un movimiento de descenso, ya que cada cosa ha de volver a su lugar natural, y lo natural en lo pesado es el reposo. Ahora bien, esto generaba algunos problemas dentro del sistema aristotélico, ya que, en un principio, todo lo que se mueve tiene que ser movido por otro (si es algo inerte y no tiene en sí mismo el principio de su movimiento, como los seres vivos). 

En definitiva, el Universo aristotélico consigue ordenar el mundo, mostrarnos un Cosmos en el que cada elemento natural ocupa el lugar que le es propio, pero planteaba al mismo tiempo una serie de problemas, como vamos a ver a continuación. 

En el universo aristotélico todo encajaba a la perfección: la Tierra, centro del universo por su importancia y su propio peso; los planetas girando alrededor de ella, "engastados como gemas preciosas" en esferas cristalinas de éter y, por último, la esfera de las estrellas fijas. El Motor Inmóvil, Dios, mueve el mundo (en lo físico y en lo metafísico). Pero el movimiento de los planetas, díscolos, hizo necesario introducir los mecanismos técnicos llamados epiciclos, deferentes, excéntricas y ecuantes, con los que el recurso a la perfección del círculo celeste quedaba a salvo. 

 Un epiciciclo es un círculo pequeño que realiza su trayectoria sobre otro círculo más grande (el deferente), para, de esta forma, solventar siempre con círculos las trayectorias anómalas que realizaban algunos planetas respecto a la Tierra. Una órbita excéntrica ocurre cuando el movimiento de un cuerpo celeste respecto de la Tierra no es uniforme (ésta parece que deja de ser su "centro" en determinados momentos). Por último el ecuante era el punto imaginario respecto del cual el movimiento se mostraba uniforme. Vemos pues que el sistema de los cielos se iba complicando, necesitando de numerosos "artilugios técnicos" para explicar los movimientos celestes, lo que dificultaba enormemente la elaboración de unas tablas astronómicas claras que permitiesen la navegación nocturna. Además, los cielos ya no parecían tan perfectos (sino complicados y confusos, como vemos en la siguiente ilustración).

Nicolás Copérnico fue el autor que, en el año 1530, planteó un nuevo modelo del universo más simple y adecuado a la belleza, a la estética propia de los cielos.En su obra De revolutionibus orbium Coelestium propuso un cambio del modelo geocéntrico por uno que pusiera no a la Tierra, sino al Sol como centro de nuestro sistema, es decir, postuló un nuevo modelo de universo, el modelo heliocéntrico.

Curiosamente, la obra de Copérnico no se publicó hasta el año 1543 (el mismo año de su muerte). Y en ella, además, en su prólogo, Andreas Osiander consideraba que dichas innovaciones técnicas no debieran sorprender ni molestar a nadie, puesto que se trataba en el fondo de un simple cambio técnico que se podría añadir a las numerosas modificaciones ya señaladas (se comenta que el sistema aristotélico-ptolemaico constaba ya por esas fechas de 70 esferas). Por eso, aunque no cuadraba del todo (exactamente) con las observaciones astronómicas, el nuevo modelo pasó a imponerse entre diversos autores sobre todo debido a su aparente simplicidad y racionalidad. Y este fue el principio del fin del sistema aristotélico.

El sistema copernicano tenía un logro evidente: volvía a la perfección clásica de la geometría, reduciendo notablemente el número de esferas necesarias para explicar el movimiento de los planetas (y de la Tierra misma, que pasaba a ser considerada como un planeta más, con tres movimientos propios). Con su sistema se mantenían dos condiciones fundamentales de la astronomía hasta entonces: la circularidad y la uniformidad de los movimientos celestes (al prescindir del punctum equans o ecuante).

De entre los seguidores del nuevo sistema destacó por la importancia de sus observaciones Tycho Brahe (estudió la nova de 1572 y el cometa que apareció en 1577, con lo que la inalterabilidad del orbe celeste quedó en entredicho). Curiosamente este autor propuso un modelo intermedio, un sistema mixto: la Tierra sería el centro del universo, y la Luna y el Sol girarían a su alrededor (así como la esfera de las estrellas fijas). Pero los restantes planetas lo harían alrededor del Sol. Vemos pues como poco a poco las nuevas ideas van adquiriendo notoriedad y encuentran eco entre los estudiosos de los cielos. Pero quien aportó el empuje necesario para imponer definitivamente el sistema copernicano fue sin duda Johannes Kepler. Aunque combinó teología y astronomía en su Mysterium Cosmographicum, lo cierto es que en este autor es de fundamental importancia la concordancia de las ideas geométricas y las observaciones empíricas. El Universo constituye el mayor ejemplo de la racionalidad divina, de la perfección. Así, en su Astronomia nova, afirma que "todos los planetas barren áreas iguales en tiempos iguales" (esta es la llamada segunda ley de Kepler, que curiosamente fue descubierta antes que la primera).

Las mediciones obtenidas en el estudio de la órbita de Marte le llevaron a formular la primera ley: "todos los planetas describen órbitas elípticas, con el Sol en uno de sus focos". La circularidad de los cielos era uno de los principios hasta entonces intocable de la astronomía aristotélica. Su sustitución por la órbita elíptica permite, sin embargo, la definitiva racionalidad matemática, la simplicidad absoluta del sistema solar (en la que podemos ver la perfección divina). 

Finalmente, con la tercera ley que lleva su nombre, Kepler nos muestra las relaciones matemáticas existentes entre las órbitas. Es el triunfo definitivo del platonismo sobre el aristotelismo, la belleza de las matemáticas plasmadas en los orbes celestes. Las matemáticas se imponen pues como el modelo a seguir; el método matemático aplicado a los cielos tiene que extenderse al estudio de la naturaleza en su totalidad (en todos sus campos). La nueva ciencia ha nacido: matemáticas y observación, método y experimentación. Los misterios de la Naturaleza serán descifrados gracias a la aplicación de las matemáticas al mundo mismo. 

Si Kepler proporcionó el modelo definitivo de nuestro sistema solar con sus leyes, Galileo Galilei aportó las pruebas definitivas para derrumbar el sistema aristotélico. Con sus experimentos, sus observaciones astronómicas y su novedosa metodología de trabajo, Galileo mostró el camino a desarrollar en el futuro. En sus obras (escritas a la manera de los diálogos platónicos, pero con la precisión científica necesaria) podemos observar la disputa entre los dos sistemas del mundo, la ciencia clásica y la nueva ciencia. Sus problemas con la Iglesia hacen palpable ese choque, esa tensión inherente que define a la revolución científica. 

 Si Kepler proporcionó el modelo definitivo de nuestro sistema solar con sus leyes, Galileo Galilei aportó las pruebas definitivas para derrumbar el sistema aristotélico. Con sus experimentos, sus observaciones astronómicas y su novedosa metodología de trabajo, Galileo mostró el camino a desarrollar en el futuro. En sus obras (escritas a la manera de los diálogos platónicos, pero con la precisión científica necesaria) podemos observar la disputa entre los dos sistemas del mundo, la ciencia clásica y la nueva ciencia. Sus problemas con la Iglesia hacen palpable ese choque, esa tensión inherente que define a la revolución científica.

Si Kepler proporcionó el modelo definitivo de nuestro sistema solar con sus leyes, Galileo Galilei aportó las pruebas definitivas para derrumbar el sistema aristotélico. Con sus experimentos, sus observaciones astronómicas y su novedosa metodología de trabajo, Galileo mostró el camino a desarrollar en el futuro. En sus obras (escritas a la manera de los diálogos platónicos, pero con la precisión científica necesaria) podemos observar la disputa entre los dos sistemas del mundo, la ciencia clásica y la nueva ciencia. Sus problemas con la Iglesia hacen palpable ese choque, esa tensión inherente que define a la revolución científica.

 Si hicieron falta siglos para poder comprobar lo que decía Galileo en la misma Luna, cabría pensar que la postura sensata era la de los aristotélicos. El problema es entonces idear una situación experimental en la que podamos comprobar nuestras hipótesis. Y aquí entra en juego el "experimental mental": esa serie de situaciones imaginarias a las que Galileo enfrentaba a sus contrincantes filosóficos, para llegar a contradicciones lógicas que hicieran ver lo absurdo de su postura.

Y, por otro lado, está la cuestión del método científico. Galileo propuso una nueva forma de enfrentarse a los problemas científicos: el método resolutivo-compositivo. Hoy preferimos hablar del método científico como hipotético-deductivo. Pero la técnica que Galileo utilizaba es similar, y parece avanzar lo que hoy en día hacen los científicos: la resolutio es lo que nosotros conocemos como análisis, mientras que la compositio no sería más que la síntesis. Luego el método propuesto es una conjunción de ambas formas de razonamiento (que vimos en los temas de 1º, ¿te acuerdas?). La intuición o resolución me lleva a enfrentar los problemas, buscando los factores que los componen. Hay que descomponer un problema en todas sus partes, para luego, recomponerlos, a través de la reconstrucción o demostración en el experimento, aislando así los factores que no sean importantes para cada caso (por ejemplo, en el experimento anterior, la resistencia del aire).
No hay dos Físicas, una para los cielos y otra para la Tierrra. Hay solamente una, las mismas leyes deben servir para explicar el movimiento en la Tierra y fuera de ella. La Tierra está compuesta del mismo material que los mismos cielos, y es un planeta más que gira alrededor del Sol.

 La observación de los cielos le da la razón a Galileo: la superficie de la Luna es similar a la de la Tierra. El mismo Sol presenta manchas en su superficie. Hay otros satélites girando alrededor de otros planetas (los cuatro satélites de Júpiter). Además, las fases de Venus no eran explicables dentro del sistema geocéntrico, y sí lo eran en el nuevo sistema heliocéntrico. Las pruebas parecían darle la razón a los creadores de este "nuevo mundo".

Por otro lado, lo importante en primer lugar es observar el movimiento de los cuerpos, el estudio de la Cinemática. Luego vendrá el estudio de las causas que hacen posible dichos movimientos (la Dinámica). Pero hizo falta separar el estudio de una y otra, en primera instancia, para hacer posible la caída del sistema, del paradigma aristotélico, y sustituir éste por una nueva forma de entender la ciencia, basada en las matemáticas y en la experimentación. (Tanto es así que hay quien dice que con Kepler y Galileo se produce en la historia de la ciencia la venganza de Platón sobre Aristóteles; recordad el lema de la Academia: "Nadie entre aquí sin saber geometría".)

 

RENACIMIENTO

Vamos a ver en este tema la Filosofía que se dio en Europa durante el Renacimiento. Y lo vamos a ver con bastantes vídeos, que no debes perderte¿Qué puede significar que una época histórica se llame "Renacimiento"? A poco que nos detengamos en pensar, parece claro que el nombre ya nos da una información: algo renació, volvió a tener vigencia y, evidentemente, se debe tratar de algo de nuestra cultura.
El dibujo que tienes a la izquierda, obra de Leonardo da Vinci, artista de la época, sirve muy bien para ir adelantando algunas de las características principales del momento.
Aparece un hombre, y aparece medido, analizado, dándole la importancia al ser humano y a su estudio por encima de otras instancias. Efectivamente, el ser humano será una preocupación fundamental de la época, por encima de preocupaciones sobre la divinidad, que habían sido muy propias de la Edad Media. Recordarás que en la Edad Media, el cristianismo había inundado la cultura europea.
Además, esa medida de la que hablamos refleja una intención científica. ¿Qué estará intentando observar Leonardo da Vinci inscribiendo una imagen del ser humano en una circunferencia y un cuadrado? Te daremos una pista. Recuerda la intención que tuvieron los griegos de matematizar la belleza, de estudiar las proporciones que debían tener los cuerpos y construcciones humanas para considerarse bellos. Recordando esto nos hemos acercado a otra característica fundamental del Renacimiento: lo que renace y vuelve a adquirir importancia es la herencia de la cultura griega de la Grecia clásica.
Pero ¿cuándo empieza esta época? ¿Cuáles son sus límites? ¿Y sus características fundamentales? Vamos a darnos un paseo por lo principal del Renacimiento para dibujar el contexto en el que vivieron sus pensadores.

El Renacimiento fue una época histórica y cultural que se situó entre la Edad Media y la Edad Moderna . Ocupó prácticamente dos siglos: XV y XVI . Sus características principales fueron: Renacimiento de la Antigüedad clásica. Ya comentamos al principio del tema que el propio nombre de la época nos daba una pista sobre sus características. Aumentó el conocimiento de la cultura de la Antigüedad clásica, cultura que en la Edad Media había permanecido oculta tras los muros de los monasterios. Este conocimiento hizo que apareciera la figura del humanista, estudiosos de las humanidades clásicas que ayudaron a este renacer. Dios pierde su posición central en el Universo en favor del hombre. Es decir, Importante universo (propia de la Edad Media) a una visión antropocéntrica, con el hombre como objeto fundamental de estudio. Por esto, suele decirse que en el Renacimiento se secularizó el pensamiento, ocupándose del ser humano. Gran desarrollo de la ciencia y de una nueva metodología científica . Al perder importancia la teología la fue adquiriendo progresivamente la física. Se produjeron importantes descubrimientos en astronomía. A este desarollo de la ciencia contribuyó el desarrollo de la imprenta, que permitió divulgar los nuevos descubrimientos y ponerlos al alcance de más estudiosos y personas en general. 
LOS HUMANISTAS:
Anteriormente, durante la Edad Media, los autores griegos habían sido cristianizados por el pensamiento escolástico . Es decir, que la Iglesia había ejercido un control sobre la herencia clásica, intentando hacerla compatible con la forma de pensamiento y vida cristiana. Los humanistas recuperaron los textos clásicos , establecieron intercambios permanentes entre ellos y llegaron a pensar la posibilidad de establecer una "República de las letras". El humanismo del Renacimiento tuvo tres grandes centros fundamentales de actividad, y todos en Italia : Padua, Venecia y Florencia. El las dos primeras ciudades se centraron en la recuperación de los textos de Aristóteles. En Florencia, su preocupación fundamental fue la recuperación del pensamiento y los textos de Platón. Pero ¿por qué puede resultar "peligroso" un humanista en la actualidad? Ahí te dejamos la pregunta. Puedes ir pensando en el Renacimiento en contraste con la actualidad, y ver las características de esta época a la luz de acontecimientos actuales. Para que lo sigas pensando te invitamos a ver este completo y claro vídeo sobre el Humanismo en el Renacimiento.
EL HOMBRE EN EL CENTRO:
Una de las características principales del Renacimiento consiste en el paso del teocentrismo al antropocentrismo, de considerar a Dios como el centro del universo a considerar al hombre es ese centro . Durante la Edad Media, Dios había sido considerado como el eje central del universo, que era fruto de su creación. A partir del Renacimiento empieza a pensarse de otra manera. Y es el hombre el que adquiere el papel protagonista. El hombre, comienza a pensarse, puede gobernarse por sí mismo . De alguna forma, el ser humano adquiere mayor dignidad y consideración , lo que facilitará, por ejemplo, el desarrollo de ciencias como la Anatomía. A la izquierda tienes una muestra de los estudios anatómicos de Leonardo da Vinci , destacadísimo artista y humanista del Renacimiento.
Se conoce como Filosofía renacentista a la filosofía que se dio en Europa desde el siglo XIV hasta el siglo XVI y que marcó el paso de la filosofía medieval a la filosofía moderna. Primero que todo fue caracterizada por un giro humanista en contraste con la filosofía medieval. Ésta estaba caracterizada por haber tenido siempre a Dios en el centro, pues su principal objetivo era justificar la existencia de Dios. En el renacimiento Dios y el cristianismo dejaron de ser el punto central del pensamiento para dar paso al hombre como punto central.
Piensa algún problema político concreto, el que quieras. Sea el que sea el que has elegido podrás pensar también que tiene soluciones extremas y otras más comedidas. Por ejemplo, podría acabarse con el paro expulsando de un país a todos sus parados. O podría hacerse gestionando de otra manera los servicios de empleo. La primera es una solución demasiado drástica, según la cual, el fin de acabar con el paro justificaría el medio de expulsar a los parados. ¿A que habías escuchado eso de " el fin justifica los medios "? Pues vamos a ver que esa idea procede de un pensador de esta época. Justo del que tienes en la fotografía de la izquierda: Nicolás Maquiavelo . Vuelve a pensar en el problema que hayas elegido. Seguro que hay alguna solución ideal y otra más realista, más posible. La primera sería una solución utópica y la otra realista. Vamos a ver que esta división entre el pensamiento político utópico y el pensamiento político realista se produjo en la filosofía política del Renacimiento. El pensamiento político es una característica muy importante del Renacimiento. Para acercarnos a uno de los principales pensadores de esta época te dejamos aquí dos vídeos. El primero es sobre Tomás Moro, principal representante de la primera de esas corrientes, formada por pensadores sobre sociedades ideales. El segundo es sobre Nicolás Maquiavelo, representante de ese realismo político, basado en la experiencia política más concreta. Más adelante te ofrecemos un completo documental sobre la vida y obra de éste último.
El pensamiento político renacentista se puede dividir en dos corrientes fundamentales : Realismo político : basado en la experiencia práctica basada en la política concreta. El principal autor fue Maquiavelo . Pensamiento utópico : se trata de proponer sociedades ideales, inventadas, no dadas en ningún lugar aún. Sus principales autores fueron Tomás Moro y Campanella.

LA NUEVA CIENCIA:
Le vamos a dedicar el siguiente tema de esta unidad, pero es interesante esbozar aquí una de las principales características del Renacimiento. Nos referimos a los comienzos de una Revolución científica que se dio en esta época. Poco a poco se fue imponiendo una visión mecanicista del universo . Es decir, que se va entendiendo éste como una máquina, y a él se pueden aplicar las matemáticas y la experiencia. Tres científicos destacados del momento fueron: Nicolás Copérnico (1473-1543): Defendió que el Sol estaba en el centro del Universo, provocando el paso de la visión geocéntrica del Universo (la Tierra es el centro) a la heliocéntrica (el sol es el centro) . Con elló simplificó el sistema de explicación anterior, dando una imagen más sencilla del Universo. Ese cambio de imagen se ha conocido como Revolución copernicana . Aquí tienes dos claros e interesantes vídeos que resumen muy bien lo más importante de su obra y la importancia de lo que propuso.
Johanes Kepler (1571-1630): Unió sus capacidades para las matemáticas y para la observación , formulando leyes con las que aplicaba la geometría al movimiento de los planetas alrededor del Sol. Su método científico consistió en observación de los fenómenos, posterior comprobación de los datos obtenidos, siguiendo el establecimiento de una hipótesis que los explicara y la formulación de leyes. ¿Quieres saber cuáles fueron algunas de las leyes que estableció Kepler ? Las tienes en este interesante vídeo.
  Galileo Galilei (1564-1642): Defendió la concepción copernicana del Universo (el Sol es el centro). Construyó telescopios para la observación astronómica, realizando descubrimientos en esta ciencia. Fue condenado por la Iglesia, por lo que tuvo que retractarse de sus ideas. Elaboró un método aplicando las matemáticas a los datos obtenidos por la observación de la naturaleza . Su método consistía, básicamente en: Análisis del fenómeno estudiando, centrándose en lo fundamental del mismo. Construcción de una hipótesis que pudiera explicar, mediante las matemáticas, ese fenónemo. A partir de esa hipótesis se deducen una serie de consecuencias. Comprobación de la hipótesis en la experiencia realizando experimentos. Para seguir viendo los principales planteamientos de Galileo, los tienes perfectamente resumidos en los vídeos que te dejamos aquí sobre este interesantísimo científico. No te los pierdas.
Copérnico, Kepler y Galileo confiaron en la posibilidad de una explicación del Universo en términos matemáticos. Esta convicción representa, en gran medida, la recuperación de un ideal característico de las filosofías pitagóricas y platónicas. Supone asimismo la consagración de un aspecto, el racional, como elemento constituyente de la ciencia en conjunción con la experiencia.

La critica de la Escolástica: Ockham

La figura de Guillermo de Ockham (también escrito Occam) es en muchas ocasiones interpretada como la de un empirista moderno resuelto a poner fin al modelo teológico filosófico construido en el seno del cristianismo en la Edad Media. Si es cierto que su actitud crítica favoreció el fin de la hegemonía del sistema anterior, hemos de situar al pensador en un contexto social y filosófico propio y tomar en consideración lo que fueron sus preocupaciones inmediatas. La obra de Guillermo de Ockham es la de un franciscano del siglo XIV inmerso en los debates filosóficos, teológicos y políticos de su época. Partiendo de la consideración de pensadores clásicos, aunque aplicando con firmeza el rigor de la lógica a sus postulados, a la vez que pretendiendo purgar la teología de elementos ajenos a la fe cristiana, favoreció la crisis de la escolástica y anticipó problemas que centrarían los debates de la filosofía moderna. Su interés por el rigor doctrinal le condujo al enfrentamiento con el papado; su esfuerzo por desligar a la teología de conceptos filosóficos de herencia griega introducidos en la filosofía cristiana que, según interpretaba, hacían peligrar los principios de fe relativos a la libertad y omnipotencia divina, acabó favoreciendo el debilitamiento del sólido modelo teológico filosófico imperante. Con su intensa actividad en el campo de la lógica y una visión empirista del conocimiento, Ockham será el catalizador de un nuevo movimiento filosófico nominalista que consideraba a los universales simples términos sin referente metafísico y centraba el valor del conocimiento en la experiencia frente a la abstracción. Su separación entre teología y filosofía significará la crisis del sistema medieval que había llevado a su máximo esplendor Tomás de Aquino y que proporcionaba justificación racional a las principales creencias religiosas; un conjunto estructurado en el que Dios se constituía como punto de partida para la explicación de la realidad.

Por Navaja de Ockham se entiende el llamado principio de economía o de parsimonia. Se trata de un principio de simplicidad según el cual es preferible siempre optar por la explicación más sencilla, ya que ésta se halla en condiciones de ser la más cierta. Ockham lo formula del siguiente modo: “Entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem”, o lo que es lo mismo: las entidades no deben multiplicarse sin necesidad. Si bien la noción no le pertenece, la aplicación sistemática por parte del filósofo de este principio de simplicidad supondrá, como veremos en los siguientes capítulos, una revisión sin precedentes de la metafísica y la teoría de conocimiento característicos de la filosofía tradicional, apoyada en muchos casos en ciertas nociones abstractas que Guillermo de Ockham considerará innecesarias.

La idea de Dios como un ser ilimitado y omnipotente es uno de los elementos centrales del pensamiento de Guillermo de Ockham. La voluntad divina carece de límites y no existe nada superior a lo que ella deba someterse. Siempre que no exista contradicción, nada puede limitar el poder creador divino. Como dogma de fe, este principio fue admitido por todos los pensadores cristianos con anterioridad, aunque Ockham entendía que muchos de sus planteamientos suponían de hecho una limitación del poder divino.

 El argumenento según el cual Dios creó el mundo tomando como modelos ideas universales existentes previamente en su mente se llama ejemplarismo. Para Ockham no pueden existir ideas ejemplares, ya que éstas limitarían la voluntad divina, pues Dios hubiera debido atenerse a ellas en el momento de la creación, y no hay nada que pueda limitar su voluntad. Esta negación de las ideas ejemplares conduce a Ockham a interpretar que Dios, no sirviéndose de modelos previos existentes en su mente, crea directamente a los seres individuales. Esta interpretación es coherente con el principio de economía, ya que entiende que las ideas ejemplares constituyen un añadido innecesario entre Dios y los seres creados. Su negación tendrá importantes consecuencias respecto a su interpretación de lo real y su conocimiento.

REALIDAD Y CONOCIMIENTO:
Vamos a ponerles nombres a estos tres individuos. Empezando por nuestra izquierda: Luisa, María y Lucky. Si nos pidieran su descripción lo tendríamos bastante fácil: se trata de dos chicas y un gato. ¿Qué es lo que tienen en común Luisa y María para que las agrupemos bajo un mismo concepto? Ambas son mujeres, pertenecen a la especie humana. Si quisiéramos concluir desde ahí, siguiendo a los autores anteriores, desde Platón a Santo Tomás, que ambas poseen una esencia común, y que es eso lo que las diferencia del gato, Ockham se apresuraría a corregirnos: existen los individuos (Luisa, María y Lucky) y no las esencias universales. Empleamos los conceptos genéricos para referirnos a los individuos entre los que observamos semejanzas sin distinguir entre ellos. Un conocimiento aún confuso no nos permite diferenciar entre Luisa y María (seres humanos), aunque sí entre ellas y Lucky (gato). Un conocimiento más preciso nos permite la distinción y nos conduce a los individuos en particular: Luisa, María y Lucky

NOMINALISMO:
En nuestro lenguaje empleamos términos que nos sirven para designar entidades concretas, nombres propios como por ejemplo “Guillermo de Ockham”; sin embargo en gran medida nuestro lenguaje se basa en conceptos genéricos, términos comunes que nos sirven para nombrar a diferentes seres o propiedades; si yo digo que Guillermo de Ockham fue un hombre que se dedicó a la filosofía, empleo palabras como hombre o filosofía, que sirven para muchos casos distintos. Uno de los asuntos que más preocuparon a la filosofía medieval fue determinar qué tipo de existencia poseían los universales. La cuestión fue tratada por filósofos griegos como Platón o Aristóteles que, frente a una visión como la de Heráclito de un mundo en un continuo fluir, defendieron, al margen de los cambios operados en las entidades individuales, la existencia de esencias o formas universales, eternas e inmutables, que eran la razón de ser de las cosas individuales y el verdadero objeto de la ciencia. Como recordarás, Platón y Aristóteles tuvieron una visión muy distinta respecto a la vinculación entre las formas y los seres individuales, de igual modo en la Edad Media se dieron diferentes posturas al respecto. La afirmación de la existencia de las esencias universales se denomina realismo. Dentro del realismo las posiciones iban desde el platonismo de San Agustín, que defendía su existencia separada e independiente, hasta el realismo moderado de base aristotélica de Santo Tomás, que concebía las esencias ligadas a las cosas mismas. En oposición al realismo, el nominalismo mantenía la tesis de que las esencias universales eran sencillamente conceptos mentales. Esta idea había sido defendida con anterioridad a Ockham por algunos filósofos, como el francés Roscelíno, quien postuló que las esencias universales eran simples nombres sin base real.

EL CONOCIMIENTO INTUITIVO :
En la unidad anterior estudiamos las dos posiciones filosóficas más influyentes en el periodo medieval: las de San Agustín y Santo Tomás. En relación con el conocimiento, Agustín de Hipona, siguiendo a Platón, interpretaba que éste no tenía como verdadero objetivo las cosas del mundo sensible, sino las ideas, que eran eternas e inmutables. Llegamos a ellas mediante un proceso de interiorización que nos conduce a la verdad. Con un planteamiento de raíz aristotélica, Tomás de Aquino pensaba que el conocimiento debía partir necesariamente de la experiencia: los sentidos nos proporcionan imágenes de los seres individuales y el entendimiento, a través de un proceso de abstracción, sería capaz de captar la forma o el universal del objeto prescindiendo de su materia individual. De uno u otro modo, el verdadero conocimiento lo sería de las esencias universales, no de lo particular. Acorde con su negativa a admitir a la existencia de las esencias universales, Ockham rechaza la visión platónica y su posibilidad de un conocimiento directo de éstas, pero también la interpretación tomista del aristotelismo que defiende su conocimiento a través de un proceso de abstracción. Para Tomás de Aquino, entre el objeto sensible y su conocimiento median unas imágenes (especies) sobre las que opera el entendimiento para extraer el concepto universal. Ockham no admite la existencia de dichas especies intermediarias que, de acuerdo con el principio de economía, no multiplicar los entes sin necesidad, le resultan innecesarias.

ÉTICA Y POLÍTICA:
¿Cuál es la razón de que, en el contexto de la moral cristiana, puedan considerarse pecado acciones tales como odiar a Dios, robar o cometer adulterio? La voluntad divina que establece su prohibición. Esos mismos actos podrían ser actos meritorios si Dios los mandase, ya que Dios puede ordenar todo siempre que no implique contradicción lógica. En el campo de la ética Ockham defiende una postura voluntarista acorde con su argumento central basado en las ideas de la omnipotencia y la libertad divinas. Descartada la existencia de un mundo de ideas inmutables, lo bueno y lo malo no pueden determinarse racionalmente mediante una reflexión filosófica. El fundamento de la moral se encuentra en la dependencia que el ser humano guarda con respecto a Dios; el ser humano está obligado a aceptar la voluntad divina. Ockham abandona el concepto tomista de una ley natural inmutable, la norma moral es la voluntad divina, sin estar él sujeto a obligación alguna. En lo político, la vida de Ockham estuvo marcada por sus desencuentros con el Papado por asuntos como la disputa sobre la pobreza evangélica, o la mantenida por el papa Juan XXII y sus seguidores con el emperador Luis IV de Baviera por el control del poder. Tomando partido a favor de este último, y en contra del absolutismo papal dentro de la iglesia, Ockham defendió la independencia de los poderes terrenales respecto de la iglesia en relación con los asuntos temporales y la libertad de la población para, de ser su voluntad, establecer su propia forma de gobierno. De este modo Ockham, pensando que las esferas de lo espiritual y de lo temporal deben estar separadas con claridad, lleva a cabo en el ámbito político y religioso una escisión similar a la realizada entre la teología y la filosofía.